Fatiga crónica y burn out en mujeres: cómo afecta a tu cuerpo y a tus hormonas

Burn out en mujeres: cuando el cuerpo dice basta (aunque tú sigas tirando)

¿Qué es el burn out y cómo se manifiesta en las mujeres?

Hay un tipo de cansancio que no se quita con dormir. Un agotamiento que no entiende de fines de semana, de vacaciones ni de suplementos milagrosos. Es ese “tirar del carro” constante a base de fuerza de voluntad, donde el cuerpo aguanta… hasta que deja de hacerlo. Si has sentido que por más que duermas sigues agotada, que tu estado de ánimo está en una montaña rusa, que ya no reconoces tu cuerpo (ni tu mente)… puede ser que estés literalmente quemada.

Estás en burnout.

Y en las mujeres, esto no se manifiesta solo como fatiga mental. También se siente en el cuerpo, creando un estado de inflamación crónico que perpetúa aún más esta situación. Afecta a las hormonas, a la inmunidad, al intestino y su microbiota, al metabolismo… y por extensión, a nuestro sistema emocional y en la forma en la que nos tratamos a nosotras mismas, invalidando muchas veces el agotamiento extremo que arrastramos.

Vivir en alerta: el modo supervivencia crónico

Muchas mujeres llevan tanto tiempo funcionando desde el “tengo que poder con todo” que el cuerpo entra en un estado de supervivencia permanente. No es solo el estrés del trabajo o las responsabilidades familiares. Es la carga mental, el perfeccionismo, la exigencia constante, la falta de espacio y el no tener espacio para el autocuidado y la recuperación y regeneración del cuerpo.

El cerebro, que está hecho para protegernos, interpreta que vivimos en peligro. Y pone en marcha un sistema de alarma crónico: el eje HPA (hipotálamo-hipófisis-suprarrenal). Esto significa más estrés, más cortisol crónico, más adrenalina… y menos energía para todo lo demás.

El problema es que esta respuesta, que debería ser puntual, se vuelve crónica. Y aquí empiezan los síntomas: fatiga, ansiedad, insomnio, caída del cabello, problemas digestivos, alteraciones menstruales, niebla mental, dificultad para adelgazar, bajones de ánimo, falta de deseo sexual… muchos de ellos relacionados con la alta demanda de energía, nutrientes como vitaminas y minerales, que a largo plazo se van agotando.

Burn out hormonal: tus hormonas también están cansadas

Cuando vives bajo estrés crónico, tu cuerpo prioriza sobrevivir. Eso significa que funciones como la ovulación, la libido o el metabolismo pasan a segundo plano. Es biología pura.

Tu cuerpo no “quiere” bajar de peso, ni reproducirse, ni tener energía para entrenar si cree que hay una amenaza constante. Por eso muchas mujeres con burn out no consiguen perder grasa, ni regular su ciclo, ni mejorar su energía… por más que se esfuercen.

Un estudio reciente de 2024 demostró que mujeres con altos niveles de estrés presentaban niveles significativamente más bajos de estrógenos, progesterona y LH, y más altos de FSH. Esto no solo afecta al ciclo menstrual, sino también al estado de ánimo, la memoria, la piel, los huesos y la capacidad de regular la inflamación.

Inflamación e inmunidad: las consecuencias invisibles del burn out

El burnout no se queda en lo hormonal. También activa vías inflamatorias que afectan al sistema inmune. Por eso puedes enfermar con más frecuencia, tener más reacciones a alimentos, o incluso desarrollar condiciones autoinmunes.

La relación entre burnout y enfermedades como el hipotiroidismo, el SIBO, la fibromialgia o el intestino irritable no es casual. Es una consecuencia de vivir con el sistema nervioso simpático (el de la alerta) encendido 24/7.

El intestino, la microbiota y el burn out

Casi el 80% de nuestra serotonina se produce en el intestino. Y si vivimos estresadas, con el cortisol por las nubes, la mucosa intestinal se altera, aparece permeabilidad intestinal y disbiosis. Resultado: digestiones pesadas, hinchazón, gases, intolerancias, inflamación y más estrés para el cuerpo.

Una microbiota alterada no solo influye en la digestión, sino también en la regulación hormonal, el metabolismo y el estado de ánimo.

Burn out emocional: cuando tu mente también dice basta

El burnout emocional y mental puede sentirse como tristeza sin motivo, irritabilidad, pensamientos intrusivos, dificultad para concentrarte o esa sensación de que todo te sobrepasa. No eres tú. Es tu sistema nervioso pidiendo ayuda a gritos.

Cuando el cortisol está alto de forma crónica, se altera la producción de neurotransmisores como la serotonina, la dopamina o el GABA. Y eso se traduce en ansiedad, bajón, insomnio o esa sensación de no reconocerte.

¿Qué hacer si estás en burn out?

Lo primero es dejar de exigirte estar bien. El primer paso no es hacer más, sino hacer distinto. Tu cuerpo necesita sentirse seguro para volver a confiar en que puede salir del modo supervivencia.

Ahí es donde entra el autocuidado de verdad, el que de una forma integral contempla todas las esferas de la salud femenina. No el de la mascarilla y el té (que también ayuda), sino el de revisar tus ritmos, tus límites, tus necesidades reales.

Claves para empezar a salir del burn out

  • Come para nutrir, no para restringir. Proteínas de alta calidad y en cantidad suficiente, grasas buenas, verduras de colores, alimentos reales. Evita el exceso de estimulantes, azúcar y ultraprocesados. Tu cuerpo necesita reconstruirse.

  • Muévete de forma amable. Si estás agotada, no necesitas HIIT, ni correr. Caminar, estirarte, bailar suave, yoga restaurativo… eso también es ejercicio.

  • Duerme con intención. Baja luces, pantallas y exigencias al menos una hora antes de dormir. El sueño es medicina.

  • Respira y para. No necesitas 1h de meditación. 3 minutos de respiración consciente varias veces al día pueden resetear tu sistema nervioso.

  • Escúchate. El cuerpo no se equivoca. Si está cansada, si algo duele, si algo no te sienta bien… es una información valiosa. No lo ignores y acompáñate de personas que puedan ayudarte a ver el origen.

  • Busca tribu. Estar acompañada, sentirte comprendida, poder compartir sin juicio, también sana.

 

Recupera tu energía vital desde adentro

Tu cuerpo está agotado y está pidiendo cuidado.

No estás exagerando. No necesitas “ser más fuerte”. Necesitas recuperar tu energía vital desde adentro. Porque cuando el cuerpo dice “basta”, en realidad está diciendo: “escúchame”.

Desde mi programa Reinicia, acompaño a mujeres que están como tú: agotadas, y en burnout, con un cuerpo que ya no responde como antes. Y lo hacemos desde lo integrador: nutrición regeneradora, regulación del estrés, higiene del sueño, movimiento consciente, reconexión con el cuerpo, autocuidado de la piel y de la microbiota.

Si quieres empezar tu cambio, puedes hacerlo hoy mismo, a tu ritmo.

Referencias:

  • Zhang et al. (2024). “Impact of psychological stress on ovarian function”. Int J Mol Med.

  • Hallab, A., Health and Aging Brain Study (HABS-HD) Study Team, HABS-HD MPIs, & HABS-HD Investigators (2025). Chronic emotional stress and mediating role of Interleukin-6 in the association with cardiometabolic disorders in a multiethnic middle-aged and older US population. International Journal of Cardiology. Cardiovascular Risk and Prevention, 27, 200510. https://doi.org/10.1016/j.ijcrp.2025.200510

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